sábado, octubre 23, 2010

Queridos Jóvenes. Estamos preparando una serie de estudios bíblicos para que apliquemos la Palabra de Dios a nuestra vida y de esta forma respondamos con fe al llamado de Dios de ser luz en el mundo.

Nos estamos reuniendo con regularidad tres matrimonios para preparar estos estudios y entregárselos a ustedes. Han sido momentos muy edificantes y estamos seguros que para ustedes también lo serán.

Por favor, oren por nosotros para que el resultado de esto sea vidas transformadas por Cristo, y anímense a aceptar el desafío de ser discípulos de Cristo en este mundo.

Un abrazo

Francisco

jueves, mayo 17, 2007

Introducción

El rey David constantemente alababa y exaltaba a Dios, él se gozaba en las perfecciones del carácter de su Creador y Señor. ¿Tienes tiempo durante el día para gozarte en las perfecciones de Dios? Vivimos tan apurados que no nos damos tiempo para pensar en Dios, ni hablar con él. Recuerde que Dios no solo nos creó, nos dio un propósito en la vida, nos dio el trabajo por medio del cual Él nos sustenta y podemos disfrutar de la creación, de la comida, del descanso, de nuestra familia, etc. Él nos invita a tener una relación con él, no es una relación de igual a igual, sino una en la que él es nuestro Creador y Señor y nosotros sus criaturas, una en que Dios recibe toda nuestra adoración y gratitud. Dios nos ha creado, salvado y nos sostiene para toda la eternidad.

En el Salmo 24 David nos ayuda en esta acción de reflexionar sobre nuestro Dios. Él Salmo centra nuestra atención en Dios y en esta relación que tenemos con él.

¿En qué piensa David?
¿Cómo nos pueden ayudar estas cosas, a ti y a mí en nuestra relación con Dios?

1) Salmo 24: 1-2 Dios es nuestro Creador

Toda la tierra y cuanto hay en ella es de Dios. Todas las personas que viven en la tierra y todo lo que estas poseen le pertenece a Dios. Todas las naciones y todo lo que estas poseen son de Dios. Las personas no son libres, le pertenecen a su Creador. Tú y yo no somos libres para hacer lo que queramos, le pertenecemos a Dios. La razón de esto es muy sencilla: A la tierra, Dios la estableció, Dios la creó. Para David esta es una verdad fundamental, puesto que él está conquistando la tierra que Dios le ha dado y es importante en lo que le toca hacer el hecho que la tierra sea de Dios. David, es rey de Israel, pero sobre él está Dios como rey de toda la tierra y a él le pertenecen además de todas las cosas, la gloria y la alabanza. Dios es digno de toda alabanza porque es dueño absoluto de todas las cosas.

Aunque hoy estas cosas no parecen así, la Biblia nos señala que al final de los tiempos, esto se hará una realidad. Las personas serán juzgadas por sus acciones, rendirán cuentas a su Creador. Apocalipsis 20: 11-15. Muchos, después de ese terrible juicio, viviremos con Dios en el cielo. Apocalipsis 21: 3-4.

Por su lado, las naciones llevarán su gloria a Dios, puesto que a él le pertenece. Apocalipsis 21: 24-27.

En ambos casos será un reconocimiento de la grandeza de Dios y de que le debemos a él la gloria por habernos creado. Es otra forma de decir que a nadie Dios le será indiferente, una razón muy poderosa para predicar el evangelio.

Aplicar. Ya tenemos una razón para adorar a Dios y es esta verdad que Él es nuestro Creador y Señor. Algunas ideas para reflexionar:

¿A quién pertenece tu tiempo y tu futuro? ¿Puedes disponer de ellos como se te antoja?
En las cosas que haces, ¿has considerado que todas las cosas le pertenecen a Dios y que él está por encima de ti?
Aparta unos minutos al comenzar el día, 5 a 10 minutos y considera esta verdad, luego inicia tu faena con esta idea en tu mente. Dios ha hecho todas las cosas, le perteneces y te invita a tener una relación cercana con él. El que sostiene todas las aguas en la palma de su mano hablará contigo, de tus pequeñeces; el que abarca con su mano la extensión del universo, te aconsejará. Isaías 40: 12-31. Leer Isaías 40: 27-31.

2) Salmo 24: 3-6. Dios es nuestro Salvador

Las preguntas de David pueden resumirse en una sola: ¿Quién puede relacionarse con Dios? ¿Quién de ustedes es puro de corazón y limpio de manos? Vea 1 Juan 1: 7-9. Dios puede tener una relación cercana con aquellos que no tienen pecado, con aquellos a quienes Dios ha salvado, a quienes Dios les ha hecho justicia. ¿Quiénes son hoy los que buscan a Dios y quieren contemplar su rostro? Solamente aquellos que hemos sido salvados por la obra de Cristo en la cruz. No podríamos leer el Salmo sin mirar hacia delante a Cristo, para nosotros, mirar hacia atrás, a la cruz. ¿Cómo Cristo cambia este pasaje del Antiguo Testamento, como lo completa o lo explica?

En esa época existían lugares santos para la adoración a Dios, vea el Salmo 15 que habla del Monte Santo, y del santuario de Dios. ¿Hay lugares santos hoy? No, con la venida y muerte de Cristo en la cruz estos lugares se han terminado: Cristo es el cumplimiento de esos lugares santos. Juan 2: 13-22. En este pasaje hay un reconocimiento del lugar santo como “la casa de mi Padre”, pero a ese mismo lugar se refiere cuando dice “destruyan este templo, y lo levantaré de nuevo en tres días”. Los versículos 21 y 22 nos dejan muy claro que se refería a su cuerpo resucitado como el lugar donde se adoraría a Dios, en reemplazo del templo del Antiguo Testamento. Si ustedes se detienen un poco en la descripción que hace la Biblia de Jesús, se darán cuenta que se refiere a él como a un lugar: Juan 1: 14 (hizo su tienda entre nosotros), vea Ezequiel 37: 15-28, especialmente los versículos 27-28. Vea también Mateo 1: 23. Aquí se entiende que no hay lugares físicos para adorar a Dios, se adora a Dios en Espíritu y Verdad. Juan 4: 19-24. Jesús es el camino, la verdad y la vida. Finalmente, en Efesios 4 y 5 pablo aclara que el cuerpo de Cristo es la iglesia, es decir, las personas que conformamos este edificio vivo, cuya cabeza y piedra principal (y también como fundamento) es el Cristo resucitado. 1 Pedro 1: 4-10.

¿A quienes Dios ha hecho justicia? Solamente a uno, el único sin pecado y que agradó a Dios, al único que está en el cielo con Él. En Romanos 1: 16-17 Pablo explica qué significa la justicia de Dios y el resultado de ella que es Salvación a todas las personas, de modo que el justo vivirá por la fe.

Entonces, este Salmo puede tener dos lecturas. La primera es mirando la justicia propia creyendo que de algún modo Dios puede perdonarnos y acercarnos a El, haciendo de este lugar un lugar santo y de nosotros personas limpias de manos y puras de corazón o que eventualmente pueden llegar a serlo. Esta lectura no conoce el evangelio, por lo cual es absolutamente inadecuada.

Otra forma de aproximarnos al Salmo es leyéndolo a la luz del evangelio, es decir, alabando a Dios por ser nuestro Creador y por su salvación en la persona de Cristo. Él con su muerte en la cruz nos limpia de todo pecado y nos acerca a Dios así podemos relacionemos con el Rey de la Gloria.

3) Salmo 24: 7-10. Dios es digno de toda nuestra alabanza

David ha reconocido las grandezas de Dios y se goza en poder acercarse a él y tener una relación. Disfruta de estar en el templo, pero de alguna forma expresa que el lugar santo y las cosas tangibles de la religión no pueden contener toda la verdad acerca de Dios. Observe con atención los versículos 7 y 9 cuando David ser refiere a las puertas antiguas o eternas, en otra versión. Isaías 6: 1-5 lo expresaba así: “Los umbrales se estremecían ante la voz del Rey de la gloria, el fuerte y valiente, el Todopoderoso”.

La realidad del templo del Antiguo Testamento es insuficiente para explicar la grandeza de Dios. Jesús hace su sacrificio en un tabernáculo más excelente y perfecto, entró una sola vez para siempre en el lugar santísimo, con su propia sangre logrando así un rescate eterno. Hebreos 9: 11-12.

Cristo entró en el cielo mismo para presentarse ante Dios en favor nuestro y aparecerá por segunda vez para traer salvación a quienes lo esperan. Hebreos 9: 24,28. Toda la creación espera el retorno del Rey de la gloria en la persona de Jesús.

Aplicar.
Dios es digno de toda la gloria y la alabanza. Alabar a Dios y reflexionar sobre sus perfecciones no es optativo sino obligatorio de todas sus criaturas. Nunca acabaremos de conocer a nuestro creador. Creer en el evangelio es alabar a Dios, predicar el evangelio es proclamar las grandezas de Dios y esperar la Venida del rey de la gloria, Jesús. La alabanza de David incluye un anuncio de la venida del Señor.
Alabar a Dios es reconocer su gracia en nuestra vida. No podemos acercarnos a él, si él mismo no nos trae. Dios en la persona de su Hijo, nos ha traído cerca de él, nos ha convocado de todas las naciones para vivir con él en el cielo.
Creer en el evangelio es rechazar la idolatría, de lugares, de imágenes, de ritos, de tu misma persona, de tu propia justicia y aceptar la gracia de Dios en Cristo. David se gozaba de estar en el santuario de Dios, nosotros nos gozamos de estar en Cristo, nos gozamos en la justicia de Dios mostrada en la cruz, nos gozamos en el hecho que Cristo intercede por nosotros en el cielo ante Dios. ¿Hay un lugar mejor para estar?

Te pido que dejes unos minutos cada día para pensar en Dios, enfoca tu vida en este Señor que tenemos, alábale continuamente y agradécele el perdón de tus pecados y sus bendiciones. Es una decisión inteligente encomendar cada día nuestra vida en sus manos. OREMOS.

La Inmutabilidad de Dios

Marcos 14:36
1 Juan 5: 14-15

Introducción.

Dios es un ser inmutable. Esta es una de las características de su persona que lo distingue de todas sus criaturas, el hecho que es el mismo perpetuamente y no está sujeto a cambio alguno en su ser. Sin embargo todas las criaturas están sujetas a cambios, a partir del hecho que en algún momento fueron creadas. Dios no tiene principio ni fin, Dios es para siempre.

Ahora quiero que piensen qué ocurriría con nuestra fe si Dios no fuera inmutable, es decir, cambiara de opinión con respecto a nuestra salvación. En otro ámbito, que Dios envejeciera y se debilitara; que tuviera un final, etc. ¿Podría cumplir lo que ha prometido?

El testimonio de la Escritura es contrario a esa idea. A Dios se le describe como una “roca” en Deuteronomio 32: 4 y Santiago 1: 17 dice que Dios no cambia.

Dios se describe a sí mismo como “Yo soy el que soy” (Éxodo 3: 14) y “Yo el Señor, no cambio” (Malaquías 3: 6).

¿Cuál debe ser nuestra respuesta a esta revelación del carácter de Dios?
¿Cómo podemos aplicar a nuestra realidad esta verdad?

1) Dios es el mismo en su naturaleza. Dios es inmutable en esencia, su naturaleza y ser son infinitos, y por lo tanto no están sujetos a mudanza o variación. Dios nunca ha evolucionado, crecido o mejorado, sus atributos siguen siendo los mismos. Él no puede mejorar porque es perfecto, de modo que su poder no puede disminuir y su gloria palidecer.

¿Qué implica para nosotros esto en la vida cotidiana? Que Dios tiene la misma opinión respecto del pecado. Aunque nosotros cambiemos de opinión a medida que transcurre el tiempo y miremos con buenos ojos lo que antes rechazábamos. Dios sigue siendo la norma de lo bueno, la medida de lo verdadero y justo. Esto es lo que afirma Santiago.

Mira tu vida cristiana, a veces eres bueno y haces lo que Dios te dice en la Escritura, pero muchas veces eres egoísta y haces lo que dicta tu corazón. Luego pides perdón a Dios y ayuda para hacer su voluntad, pero nuevamente caes, y así sistemáticamente estamos volviendo a Dios. ¿Por qué vuelves a Dios? Porque él te perdona y lleva a cabo su propósito en ti, él sabe a dónde tú llegarás, él te conduce al cielo, muchas veces a pesar de ti. Él no cambia, sigue rechazando lo malo, nunca hará la vista gorda con tu pecado, pero nunca terminará de amarte, cada vez demanda más de ti, hasta que lleguemos a la estatura de Cristo, para eso nos dio su Espíritu Santo.

Nuestra salvación no puede depender de nosotros, porque no estaría garantizada. Al igual que Adán y Eva, nosotros no podemos ser dioses; ellos pensaron que sí podían, pero fracasaron. Cambiaron de opinión y sus planes con mucha frecuencia por su falta de previsión para anticiparse a los acontecimientos y la falta de poder para realizarlos.

El Evangelio nos dice que hubo un hombre, Jesús, que rechazó estos atributos de su persona, es decir, que no quiso ser como Dios. Pero tampoco pecó, fue perfecto en su obediencia y fue a la cruz para pagar por nuestro pecado solamente confiando en el carácter inmutable de Dios, su Padre.

Marcos 14: 36. “Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Estas palabras expresan fe y obediencia, pero también entrega a la voluntad de Dios. Cuando Jesús dice: Padre, todo es posible para ti, está en lo correcto, Dios podría hacer lo que quisiera puesto que tiene todo el poder para hacerlo y es soberano, sin embargo también se refiere a que Dios cambie de opinión respecto de la forma en que Jesús morirá para redimir al hombre, y así ser exaltado por Dios a lo sumo. Si hubiera otra forma de hacerlo, Jesús le dice a su Padre, tú la encontrarías, yo me encomiendo a ti.

Lo que me impresiona aquí es que Jesús, siendo Dios, cuenta con todos los medios para anticiparse a los hechos y tiene todo el poder para controlarlos, pero se entrega en manos de su Padre, él confía plenamente en Dios. Hizo lo contrario de Adán y Eva, que no confiaron en Dios y creyeron poder hacerlo mejor. Por lo tanto, Jesús es nuestro modelo de devoción y entrega confiada a Dios.

Esta verdad nos debe conducir a la confianza plena en Dios. El apóstol Pablo dice: “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”. Filipenses 1: 6. Esto es independiente de cuán inestable sea yo, de cuan inconstantes sean mis amigos. Dios no cambia sus propósitos, específicamente nuestra salvación está segura en manos de Dios porque se basa en la muerte de Cristo, no en mis obras.

2) Dios es inmutable en sus consejos. El hecho que Dios sea inmutable, implica que su palabra dicha también lo es. Eso quiere decir que lo que Dios en su voluntad pensó que era bueno antes que creara el mundo, seguirá siendo así cuando éste acabe. Este es el caso de nuestra salvación, una buena dádiva de Dios.

El hecho que Dios no cambie, significa que puede hacerse cargo de sus palabras y promesas. Esto es importante porque su palabra sigue siendo “lámpara a nuestros pies y lumbrera a mi camino” Salmo 119: 105 y 43-44, 89-91.

Entonces, como vimos anteriormente, podemos pasar períodos de dudas e inseguridad, de conformidad con el pecado y el mundo, de cambios de opinión respecto de las cosas correctas y buenas, dadas las circunstancias. Cuando estas cosas ocurran miremos de nuevo a la palabra segura de Dios, volvamos al consejo sabio de Dios, a su palabra que da vida. Lo único seguro aquí es que Dios tiene un propósito con nosotros que está expresado en la Escritura y por eso conocido para todos, y no lo abandonará. Él no tira la toalla contigo y conmigo, él no cambia y nos ha dado a conocer su voluntad para que hagamos conforme a ella.

Este fue el caso de Jesús, que no hizo su voluntad, que consistía en no beber el trago amargo de la cruz, sino que se negó a sí mismo e hizo la voluntad de Dios que aprendió a conocer en su palabra.

Jesús hizo la siguiente oración: “pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Cristo murió en la cruz, porque esa era la voluntad de Dios.

¿Cuántos beneficios para nosotros trajo esa oración hecha en la voluntad de Dios?

No sólo nos trajo beneficios. Es cierto que una de las razones de la cruz era nuestra justificación, pero también la manera en que Jesús llegaría al cielo y glorificaría a su Padre. Recuerde que Dios nos ama, pero no somos el centro del universo, ese es Jesús.

Alguien podría preguntar, pero ¿cómo la muerte de su Hijo, el sufrimiento que vivió en la cruz, son el deleite de Dios? ¿Cómo, Dios se deleita y aprueba la muerte de su Hijo? Esto es lo que está implícito en Filipenses 2: 5-11 cuando dice que “Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo” y al final dice que esto es “para gloria de Dios Padre”.

Dios se deleita en que se cumpla su voluntad, el no cambiará de opinión porque su Hijo va a morir y va a sufrir. El hecho principal aquí no es el sufrimiento de su Hijo, sino que se cumplirá su palabra empeñada y el único que se glorificará con esto es el mismo Dios, puesto que realizará sus buenos propósitos con Cristo. Recuerden que el mismo Señor Jesús dijo en varias ocasiones: “Es necesario que así sea”.

Por otro lado, Jesús pone su vida voluntariamente, no es obligado y para él lo que más importa en la vida es glorificar a su Padre, de modo que la medida del sufrimiento de Cristo en la cruz es la medida del valor que la gloria de Dios tiene para él. El valor de la gloria de Dios es infinito. Al entregar su vida confiadamente a un Dios inmutable y amante, él la recupera y es exaltado a lo sumo, porque hizo la voluntad de Dios. En Isaías 53: 10 vemos que la cruz es la ocasión en que Jesús supremamente hará la voluntad de Dios.

Lo que quiero decir es que Jesús en la cruz nos muestra de una manera vívida esta doctrina de la inmutabilidad de Dios, y creo que sin la cruz no podría ser entendida, porque esta involucra al mismo Dios que se revela a sí mismo como un Dios que no cambia. A nosotros nos ayuda a entender la vida cristiana y el sentido de esta. Para Jesús lo más importante era la gloria de Dios y no su vida, él enfocó su vida en su Padre y le dio gloria.

Para nosotros es igual, tenemos la voluntad de Dios expresada en su palabra, sin embargo Él ha querido en su sabiduría no darnos las bendiciones sin que se las pidamos. 1 Juan 5: 14-15. Por eso, pedir algo contrario a su voluntad (algo que expresamente vaya contra su palabra) no es oración, sino rebelión consumada.

Esta doctrina también tiene otro propósito que espero haber ilustrado en la cruz de Cristo y es el castigo seguro de todos los impíos, aquellos que desafían a Dios, quebrantan sus leyes y desprecian su gracia. Estos viven sus vidas como si Dios no existiera, sin preocuparse de su gloria. No pueden esperar que, al final, cuando clamen por misericordia, Dios altere su voluntad, anule su palabra y no lleve a cabo su terrible venganza. Dios ha declarado: “Por eso, voy a actuar con furor. No les tendré piedad ni compasión. Por más que me imploren a gritos, ¡no los escucharé!”. Ezequiel 8: 18.

Dios no se negará a sí mismo para satisfacer los malos deseos de ellos. El es santo y no puede dejar de serlo, por lo tanto el odio eterno que el siente por el pecado se traduce en castigo eterno para aquellos que mueren en sus pecados.

Que esto nos motive a predicar el evangelio con fuerza y urgencia. Oremos

sábado, octubre 21, 2006

Iglesia Anglicana de Quilpué,
Domingo 17 de septiembre de 2006

1 Reyes 3: 1-15 y 1 Reyes 10: 26 - 11:13
Mateo 12: 38-42.

Introducción.
El ejemplo de Salomón como rey es un buen ejemplo de una persona que en apariencia dice amar a Dios pero en la práctica lo niega. De una persona sabia en apariencia, pero insensata en la práctica. De un gobernante exitoso en lo económico y militar pero no así en su calidad moral. Una característica del reinado de Salomón es que no hubo profeta cerca del rey como lo hubo en el reinado de David, en otras palabras el libro de la ley no estuvo cerca del rey. Remitiéndonos a Deuteronomio 17 sabemos que eso era la clave del éxito del rey, pero también su ruina, si abandonaba la palabra de Dios. Ver 1 Reyes 11: 32-33. Quizás la pregunta más importante que la mayoría debe hacerse tiene que ver con la sabiduría de Salomón y los propósitos de Dios con él, ¿Por qué siendo tan sabio terminó haciendo lo que hizo? ¿Por qué no decidió bien, acaso no era eso lo que pidió a Dios? ¿Para qué Dios puso a Salomón como rey? No es fácil resolver el contrasentido que presenta la vida del rey Salomón, por eso lo que haremos será mirar atentamente el testimonio de la Escritura, y hacia donde esta se dirige, es decir, a Cristo para tener un referente y aprender de los desaciertos de Salomón.

1) ¿Un rey sabio?
Veamos en que consistía la sabiduría de Salomón. 1 Reyes 4: 29-34. Salomón era un intelectual de su época, tenía mucho conocimiento y eso trascendió los límites de Israel a las demás naciones. Compuso proverbios y canciones, disertó y enseñó. Salomón era el promotor de este movimiento en Israel, que nos legó los libros de Proverbios, Job y Eclesiastés. Este movimiento era de carácter internacional. Lea 1 Reyes 10: 1 ss. Ser sabio en aquella época era más que ser astuto en discernimiento y juicio, involucraba conocer una gran cantidad de expresiones sabias.

En realidad fue David quien recomendó a Salomón que fuera sabio. 1 Reyes 2: 2-4, es decir, que cumpliera los mandatos del Señor, que obedeciera sus decretos, mandamientos, leyes y preceptos, que están escritos en el libro de la ley de Moisés. Recuerde que para Israel, la sabiduría no puede separarse de su fuente que es Dios y el principio de esta es el temor de Dios. Un ejemplo de esto es Deuteronomio 17.

Antes de pedir sabiduría a Dios, Salomón ya había matado a su hermano Adonías, a Joab, general del ejército de David y había destituido al sumo sacerdote Abiatar. El comienzo de su reinado se caracterizó por el uso de la represión y alianzas estratégicas con otras naciones. Salomón consolidó su reino aprovechando lo ganado por David, él no conquistó nuevos territorios, pero sí usó su inteligencia para sacar el mejor provecho político y económico de la situación muy favorable en que fue puesto. Lea 1 Reyes 4: 7, 21. Aún la grandeza de su reino se retrata como la provisión de Dios para Israel y el momento propicio para la construcción del templo. Aumentó su ejército y contra la palabra de Dios, sus carros de combate y sus caballos traídos de Egipto. Finalmente impuso trabajo forzado a los israelitas para construir el templo. Es interesante que el templo, la casa de Dios, se construyera en medio de estas contradicciones y abusos, incluso con ayuda de una alianza con una nación pagana, con Hirám rey de Tiro.

En plano religioso y moral, ver 1 Reyes 3: 3-4 Salomón era un hombre que amaba sinceramente a Dios, pero ese amor no se traducía en obediencia, era un hombre idólatra. En un santuario pagano, Dios se le aparece en sueños en dos ocasiones a Salomón para prohibirle que siguiera a otros dioses, pero él no obedeció. En una de estas ocasiones en Gabaón, Salomón le pide sabiduría a Dios. Vea 1 Reyes 11: 9-13.

Salomón era un tonto y al mismo tiempo un sabio. Es un excelente ejemplo de un hombre postmoderno, tolerante y muy buena persona. Su corazón era tan amplio que amaba a Dios sinceramente, pero también a los ídolos más representativos del momento: Astarté, Moloc y Quemós, todos relacionados con la fertilidad de la tierra. Para las naciones vecinas, ellos aseguraban la fertilidad de la tierra, lo que representaba para Israel una gran tentación puesto que la promesa de Dios tenía que ver con esta fertilidad como su provisión. Salomón no confiaba en que la provisión y la paz de su reino se la daría Dios, sino sus acertadas decisiones como rey, pero por si acaso, también adoraba a Dios.

Vale la pena preguntarnos hasta qué punto esto nos alcanza a nosotros que amamos a Dios sinceramente, pero a veces, consideramos seriamente:

o No hablar de Dios a nuestros amigos, podríamos quedar al margen y ser estigmatizados. A veces no queremos conversar de varios temas con nuestros amigos porque no tenemos idea lo que dice la Biblia al respecto. Salomón tenía liderazgo internacional en una elite intelectual, sabía mucho más que los reyes orientales y egipcios y varios con nombre y apellido, pero al parecer se enorgulleció de esta sabiduría dada por Dios. Lea 1 Reyes 10: 4-9. Salomón no comenzó siendo sabio, 1 Reyes 3: 7-9.
o Ser más tolerantes con los temas de moda: la homosexualidad, píldora abortiva, relatividad moral, ciencia, etc., corremos el riesgo de ser tachados de homofóbicos, poco informados, fanáticos y retrógrados. Aquí es necesario tener una idea clara y bíblica de los temas de discusión. En el caso de Salomón, él tenía un gran conocimiento y roce con el mundo intelectual internacional, sin embargo su fe no estaba puesta en Dios y en este roce con las demás naciones le ponían en una posición muy favorable, pero también estaban las semillas de la corrupción. ¿Quién salió convencido?
o Amar a los dioses más representativos de nuestro tiempo (¿cuáles son?), con el fin de conseguir nuestros objetivos. Para que tanto orar y esperar a que Dios me guíe. Yo soy mi dios, puedo decidir, soy autónomo, son libre, etc. ¿Hasta que punto Dios es un accesorio en tu vida? ¿Has pensado qué consecuencias pueden tener estas decisiones equivocadas tomadas en la soberanía de Dios? En el ejemplo de Salomón, estas consecuencias llevaron a la ruina a su imperio. No subestimes el poder del diablo en esta sociedad que es una mixtura de todo lo que Dios rechaza. Debes estar atento para no ser convencido, para no ser corrompido, tomando en cuenta que el pecado te inclina fuertemente a eso.

2) Jesús, el rey sabio.
Aún con toda la insensatez de Salomón, Dios estaba mostrando sus propósitos con Israel, había engrandecido el reino y nunca fue más próspero que en ese entonces, puesto que a la muerte de Salomón el reino se divide y comienza a decaer. Toda la gloria de Salomón se muestra en la Biblia como un regalo de Dios, la sabiduría que le es dada es para construir el templo y así establecer el gobierno de Dios en Israel, de modo que Dios ha cumplido sus promesas a Abraham de bendecir a su descendencia. Bíblicamente Salomón solamente es importante en el relato como el constructor del templo. David no lo construyó porque en su reinado aún no estaba completada la conquista de la tierra.

La visita de la reina de Sabá y su reconocimiento de la gloria y sabiduría de Salomón se pueden interpretar como el cumplimiento de los propósitos de Dios de bendecir a todas las naciones de la tierra.

De esta forma debemos reconocer que el templo que fue construido por Salomón solamente prefiguraba el verdadero templo de Dios, Jesucristo. El mismo exclamó en Mateo 12: 42 “La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta generación; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salomón”. El contexto es que los judíos le piden señales para creer en él a lo que Jesús se niega.

Como pueden ver, aún que Salomón era pecador y orgulloso, Dios se da a conocer a la reina de Saba a través de la sabiduría de Salomón, 1 Reyes 10: 9. La reina del Sur es el ejemplo de una persona de otra nación que viene a conocer a Dios atraída por la fama de Salomón.

Cristo es uno más grande que Salomón en muchos sentidos, el es el templo, quien congrega a Israel, es la gloria de Dios, el nos muestra la grandeza de la persona de Dios, el es la sabiduría de Dios, vea Proverbios 8: 22-36. Jesús es la declaración de Dios a todas las naciones, Jesús es el evangelio. Pero aún es más grande que Salomón en otro sentido, Jesús obedeció a su Padre y nunca se apartó de su Palabra, Jesús hizo realidad el dicho de Salomón en Proverbios 1: 7: “El principio de la sabiduría es el temor de Dios”. El hizo todo lo que Dios le mandó a hacer y se sometió completamente a él hasta la muerte. Jesús liberó y quitó el pesado yugo de la esclavitud del pecado e invitó a descansar a los hombres en el reposo de Dios. Salomón oprimió a sus hermanos y los sometió a esclavitud. De manera que el reposo de Dios que se vislumbró en el reinado de Salomón, 1 Reyes 4: 25, y la verdadera paz, se alcanzó perfectamente en el ministerio de Jesús, en la cruz, en el reino de Dios.

Jesús es el rey perfecto de Dios y nosotros somos sus súbditos.
¿Quieres que tus amigos conozcan este rey sabio y justo? ¿Lea hablarás de Jesús a ellos?
¿Abandonarás toda otra lealtad (incluso la lealtad a ti mismo) y rendirás tu vida a él?